Dice la Biblia en el Salmo 142:
Clamo al Señor con mi voz; con mi voz suplico al Señor.
Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia.
Cuando mi espíritu desmayaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En la senda en que camino me han tendido una trampa.
Mira a la derecha, y ve, porque no hay quien me tome en cuenta; no hay refugio para mí; no hay quien cuide de mi alma.
A ti he clamado, Señor; dije: Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.
Atiende a mi clamor, porque estoy muy abatido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Saca mi alma de la prisión, para que yo dé gracias a tu nombre; los justos me rodearán, porque tú me colmarás de bendiciones.
Introducción
Para entender cabalmente el origen o la razón por la que David escribió este salmo debemos leer con mucha atención el 1º Libro de Samuel 22:1-5. David había comenzado a huir de Saúl que lo perseguía. Estaba en peligro de muerte su vida y la de toda su familia y tuvo que buscar un lugar seguro donde estar.
El problema de David con Saúl se había convertido ya en un problema familiar de David. Tenían que huir sus papás, hermanos, cuñadas, sobrinos y toda la parentela que habitaba en Belén porque Saúl se había transformado en un demencial enemigo de David.
Tuvo, entonces, que buscar un lugar donde pudiera protegerse él y resguardar a toda su familia. Encontró una cueva. La famosa cueva de Adulam a donde llevó a todos para cuidarse de la venganza del rey Saúl.
Era un lugar inhóspito para vivir. Sin absolutamente nada de comodidad, la cueva sólo los protegía del sol, la lluvia de agua y de arena, pero no podía hacer más porque era un sitio natural, oscuro y con una gran entrada, pero sin nada más.
Era tan desolador y tan incómodo estar allí que decidió sacar a sus padres de allí y decidió enviarlos mejor con el rey de Moab, de donde era el papá de Isaí, el padre de David, para que estuvieran mejor y sin tantas carencias.
Luego allí, en la cueva de Adulam, se le unieron 400 hombres que tenían estas características: 1. Los afligidos. 2. Los endeudados. 3. Los que se hallaban en amargura de espíritu y fue hecho jefe de ellos.
La situación era verdaderamente desesperante y descorazonadora. David no tenía ni donde vivir, ni con quien vivir. Se le habían sumado personas con múltiples problemas en un lugar lleno de carencias y necesidades.
La situación era más que precaria y no se veía por ningún lado solución al problema. Al contrario se agudizaba más. En lugar de ceder, la dificultad se acrecentaba y eso provocaba en el ánimo de David un profunda tristeza, acompañada de angustia, emociones que comparte en este hermoso salmo que hoy estudiaremos.
Como superar la desesperación
I. Con un profundo clamor a Dios
A. Para rogar
B. Para desahogar nuestra pena
C. Para contarle nuestra angustia-depresión
II. Reconociendo que Dios sabe nuestra situación
A. Conoce nuestra angustia
B. Conoce a nuestros angustiadores
III. Contándole a Dios nuestra situación
A. Nos sentimos solos
B. Sólo contamos con Dios
C. Reconocemos nuestra debilidad
D. Nos sentimos encarcelados
I. Con un profundo clamor a Dios. Es muy interesante notar que en este salmo utiliza la expresión “clamaré” que algunas versiones traducen como “con fuerte voz”, “a voz encuello” y “elevo mi voz” que nos ayudan a pensar o a entender que el salmista grita por el apoyo de Dios en esta situación que está viviendo. A. Para rogar David ruega, así traducen diferentes versiones la frase “pediré al Señor misericordia” porque su situación es sumamente complicada. Su actitud o la manera en que se dirige a Dios nos ayuda a visualizar que está en una situación precaria y el único que le puede ayudar es Dios. B. Para desahogar nuestra pena David se dirige a Dios para desahogarse o para verter su alma delante de él a fin de sacar toda la tristeza que hay en su corazón. David no se guarda nada. Le dice al Señor todo lo que le está pasando. Decirle a Dios lo que está sucediendo siempre será muy útil para acabar con la desesperación. C. Para contarle nuestra angustia-desesperación En la cueva de Adulam David descubrió o se encontró con una situación muy triste. Estaba allí con toda su familia y todos ellos sufrían, sin razón alguna. Nada malo había hecho y sufría. Eso era lo que más lo desesperaba. Siempre que obramos bien y nos va mal entramos en esta clase de situación y empeora cuando sufrimos no solo nosotros, sino también nuestros seres queridos. II. Reconociendo que Dios sabe nuestra situación A pesar de la angustia que estaba atravesando, a David le alcanzó todavía para recordar que Dios está en conocimiento de todo lo que nos sucede. Jamás Dios se desconecta de nuestra situación. Dios está allí en silencio, pero pendiente. A. Conoce nuestra angustia El Señor sabe todo. Sabe lo que nos sucede, por qué nos sucede y sobre todo para qué nos sucede. En el verso 3 David le dice que él sabe lo que le está sucediendo porque ha sido Dios precisamente quien lo ha conducido hasta donde ha llegado. B. Conoce a nuestros angustiadores Dios sabía que era Saúl quien provocaba todos los males de David. El Señor conocía perfectamente los días de Saúl. David le dice “en el camino que andaba me escondieron lazo” para señalarle la traición de la que fue objeto por parte de Saúl, hecho que Dios entendía. III. Contándole a Dios nuestra situación Una de las mejores maneras de lidiar o luchar contra la desesperación es contarle a Dios lo que nos está ocurriendo. Dios no se molesta porque le digamos lo que estamos viviendo y a nosotros nos resulta muy útil porque nos permite despejar la tristeza de nuestro corazón. A. Nos sentimos solos La Biblia dice que en la cueva de Adulam se le unieron a David 400 hombres, pero él se sentía solo y es que el sentimiento de soledad es así. Uno puede estar acompañado por muchas personas, pero puede sentirse completamente abandonado. David se lo dijo a Dios. B. Sólo contamos con Dios David sólo contaba con Dios. La frase tu eres mi esperanza y mi porción en la tierra de los vivientes resalta esa verdad. Ante su situación él únicamente cuenta con Dios, puede hacer muchas cosas tal vez, pero sólo Dios es el que puede realmente obrar una proeza en su vida para sacarlo de esa situación. C. Reconocemos nuestra debilidad Es sumamente interesante la frase “Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo” porque en ella David comparte su triste realidad. Saúl y su ejército es más fuerte que él. A pesar de ser un guerrero consumado en realidad no tiene la fuerza suficiente para enfrentar a ese enemigo. D. David se siente encarcelado Esa es la emoción que priva en la vida del salmista y esa es la forma en que nos sentimos cuando un problema nos lleva a la desesperación. La cueva de Adulam era para David una cárcel de la que quería salir porque allí no podía alabar a Dios.
Conclusión A pesar de esta situación David tenía mucha confianza en Dios porque todavía esperaba verse rodeado de justos porque contaría con el favor de Dios.
Porfirio Florez. @OracionaDiario
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